Este sitio fue creado para apoyar a los niños que dejaron los juguetes por trabajar y tener una mejor calidada de vida.
El poderoso lobby de los niños trabajadores de Bolivia
A sus diez años, Yaguar Mamani
Paredes ya sabe lo que es negociar sus derechos con un gobierno y,
aunque probablemente en su clase de quinto de primaria aún no le han
enseñado el concepto de cabildeo, eso es precisamente lo que ha hecho en
los últimos meses.
El niño, que trabaja desde que tenía seis años
vendiendo jugos en un mercado callejero del barrio obrero de Villa
Fátima, en La Paz, ha mantenido varias reuniones con legisladores
bolivianos para convencerlos de la necesidad de que la ley reconozca el
trabajo infantil en su país.clic Lea: Aprueban reforma que permitirá a menores trabajar
Yaguar lo hace cada día desde hace años al salir del colegio cuando va al mercado donde trabaja su madre a vender jugos entre las 4 de la tarde y las 9 de la noche.
clic Lea también: ¿Ilegal o parte de la cultura? El trabajo infantil en Bolivia
Niños limpiabotas, niños mineros...
El trabajo infantil en el país resulta obvio a la vista de quienes viven en las ciudades, donde no es raro ver a menores que se ganan la vida cargando bolsas en los supermercados, como limpiabotas, vendiendo en los mercados o de manera informal en la calle, gritando los nombres de las paradas en los microbuses de transporte urbano o parados en los semáforos ofreciéndose a limpiar los vidrios de los autos.
¿Qué dice la ley?
El Código Niña, Niño y Adolescente
de Bolivia contempla el trabajo infantil a partir de 14 años,
Con la reforma que negociaron los
niños, la ley admitirá excepciones para niños de a partir de 10 años que
trabajen por cuenta propia."Excepcionalmente la Defensoría de la Niñez y Adolescencia podrá autorizar, en determinadas circunstancias debidamente justificadas y previa valoración socioeconómica de la familia, el trabajo de menores por debajo de la edad mínima" (catorce años)", indica el código.
En esos casos, según la ley, el empleo no deberá perjudicar el derecho a la educación del niño, ni ser peligroso para su salud o desarrollo integral.
Conscientes de esa realidad, los chicos trabajadores se agruparon en el año 2000 en la Unatsbo para pedir que se respeten sus derechos, aunque no fue hasta hace unos meses cuando cobraron una mayor relevancia a nivel nacional.
Fue en diciembre pasado. Como cualquier otro sindicato de los que al menos una vez cada semana bloquean alguna de las vías principales de La Paz, los niños trabajadores salieron por el centro de la ciudad, pero las imágenes de la represión policial a los manifestantes, que también se repiten periódicamente, esa vez tuvieron un mayor impacto por tratarse de menores.
"Sólo estábamos defendiendo nuestros derechos como niños y adolescentes trabajadores. Luego ya hubo el mal funcionamiento de algunos policías que hicieron la violencia, pero eso siempre pasa en cualquier manifestación, y así se ha escuchado nuestra voz", afirma el delegado nacional de la Unatsbo, Rodrigo Medrano, de quince años.
Recibidos por el presidente
A sus 15 años, Medrano (centro) ha negociado con legisladores e incluso con el presidente.
"El presidente nos dio su visto bueno porque él también cuando era pequeño era un niño trabajador y nos dio la razón y entonces ya hubo más interés de senadores y diputados para que se sentaran a escuchar a los niños trabajadores", recuerda en declaraciones a BBC Mundo.
Desde entonces, en las reuniones que la Unatsbo realiza cada 15 días y a la que se unen virtualmente los miembros de los nueve departamentos de Bolivia -nunca mayores de dieciocho años-, se empezó a analizar la estrategia para negociar con los legisladores la reforma del código de la niñez.
Fueron decenas de encuentros con diputados y senadores de la Asamblea Nacional y con la comisión que trataba el código de la niñez.
Enfrente se encontraban con unos legisladores que, en un país de tradición sindicalista –el propio presidente llegó al poder aupado por el poderoso sindicato cocalero- están acostumbrados a lidiar con las demandas gremiales.
Pero en este caso, explica el diputado oficialista Javier Zavaleta, hay "muchas diferencias".
"Generalmente en reuniones con adultos es una negociación: qué te puedo dar y ellos qué es lo que piden. En cambio, con niños y niñas estamos dispuestos nosotros a darlo todo. No había razón por la cual nosotros querríamos negociar algo".
Sin embargo, apunta, más que una negociación, se trata de "un debate muy difícil" porque estos colectivos "persiguen ideales que a veces es difícil cumplir".
"Si pudieran elegir, no estarían trabajando"
Y pese a que Zavaleta señala que siempre hubo un buen ánimo en las conversaciones, dice que algunos grupos de niños en ocasiones cambiaban de opinión en el trascurso del diálogo, a su juicio por la influencia de algunas ONGs a las que no identificó.
"¿Por qué el niño y adolescente trabaja? Por la extrema pobreza, porque está en situación de calle. ¿Por qué no se ataca eso?"
Rodrigo Medrano, delegado nacional de Unatsbo
Por el contrario, para él, el mayor obstáculo en las conversaciones eran los convenios internacionales que Bolivia suscribió, como el de la Organización Internacional del Trabajo que prohíbe que los menores de catorce años trabajen.
"Son convenios que se hacen en la ONU o en la OIT pero yo creo que esos convenios son firmados sin (haber pasado) mucho tiempo aquí en Bolivia y deberían ir firmándose en base a la actualidad", sostiene.
Y ahora que la Asamblea Nacional ha aprobado las reformas que pedían para permitir el trabajo desde los diez años en casos excepcionales, se muestra orgulloso por el logro del sindicato de los niños y dice que su organización hará un seguimiento para que no se explote a ningún menor trabajador.
Además, propone, en sintonía con el discurso del gobierno, ir al origen del problema: "¿Por qué el niño y adolescente trabaja? Por la extrema pobreza, porque está en situación de calle. ¿Por qué no se ataca eso?", indica el joven que a sus quince años se ha convertido en una de las voces y las caras visibles del sindicato que consiguió que el Parlamento boliviano cambie una ley en favor de los niños.
Pero por su forma de hablar y su experiencia se nota que él hace tiempo que dejó de pensar como un niño para hacerlo como un líder sindical.
Tanto es así que al ser preguntado qué le gustaría ser cuando crezca, la respuesta es rotunda y gremial:
"Mi sueño es apoyar al movimiento y que crezca más grande y que de aquí a un tiempo la sociedad se dé cuenta de que no somos cosas de otro planeta y que se hagan prevalecer nuestros derechos. Quiero seguir dando mi vida a esta lucha social y si se pueden hacer más cosas también hacerlas".